¿Sabes?, escribí un poema con tu nombre,
un poema que no habla de amor,
ni tampoco de desamor,
es sólo un poema.
La tarde brillaba con la luz de la
naranja sol, y tú estabas allí,
¡ja!, muy sonriente, dibujando los dientes,
sobre los que alguna vez pasé la lengua.
Sí, ayer cuando tú me amabas,
ayer cuando yo también te amaba a ti,
y los dos pensábamos que la vida
no era tan complicada como para vivirla.
¡Ayer! ¡¿Qué días verdad?!
Cuando sólo quería tener mi piel restregada contra la tuya,
sentir el calor de nuestros cuerpos, mientras se nos escapaba el aliento…
¡Ja ja! Y pensar que hicimos planes para la vida,
planes de compartir todo lo que somos y todo lo que tenemos,
planes donde no cabía un yo ni un tú, siempre fue un nosotros.
Mira lo que es la vida, yo siempre te lo dije, da muchas vueltas,
ayer estábamos así y hoy… y hoy me entero que tienes planes nuevos,
para con alguien más…
El ayer no volverá jamás, pero hoy, hoy siento que puedo recordarte,
anhelarte y despreciarte con la misma intensidad como el sentimiento de
ese amor tan profundo y maravilloso que aún ayer nos unía, y que hoy,
no existe más.